Dr. Enrique Valle Andrade

Dra. Eugenia Silva – Directora – NJ 150

Un profesional de prestigio por sus ejecutorias en el ámbito jurídico bancario y en la cátedra universitaria nos acompaña en estas páginas. El Doctor Enrique Valle Andrade explica sus vivencias con claridad y diafanidad. Se ha destacado también en el ámbito de arbitraje y conciliación. Nos recomienda tener presente “que el camino de la verdad no puede ser recorrido si el hombre no ciñe siempre su conducta al respeto a los valores éticos”.

¿Cuál es su origen Doctor, dónde nació, en qué barrio creció? ¿Puede contarnos de sus padres y familiares cercanos?

Nací en Guayaquil el 29 de diciembre de 1.942; en mi tierra natal he desarrollado toda mi existencia. Crecí en el Barrio Orellana, en esa época era el extremo noroeste de la ciudad. Era un barrio de empleados de clase media en el que hice mis primeros amigos y del que guardo entrañables recuerdos. Siendo muy niño perdí a mi padre y la responsabilidad de formarnos y educarnos a mis cuatro hermanos y a mí recayó en mi madre. La vida no podía haber escogido a otra persona de mejores atributos para descargarle esta enorme responsabilidad. Mi madre, que era un ser inigualable, cumplió inmejorablemente con las responsabilidades que le dio el destino y obtuvo de todos nosotros que cumpliéramos con las metas que ella nos fijó. Mi madre ya no nos acompaña. Actualmente mis familiares más cercanos son mi esposa, mis dos hijos, mis cuatro nietos y dos hermanos que todavía recorren conmigo este largo trayecto por la vida.

Coméntenos de su vida estudiantil en sus primeros años, ¿alguna anécdota en particular?

Soy de formación Salesiana. Mi primaria la hice en el Colegio José Domingo de Santistevan y la secundaria en el Colegio Cristóbal Colón, ambos regentados por esa congregación. Creo que tuve una muy buena educación, sustentada en una gran disciplina, que en el caso del Santistevan, fue rígida, lo que moldeó mi carácter. Es anecdótico recordar que el Santistevan era tan famoso por su exigencia disciplinaria que se lo escogía como el único colegio que participaba en las paradas militares del 9 de Octubre.

¿Por qué decidió estudiar Jurisprudencia? ¿Cuál habría sido su otra alternativa?

Nunca tuve vocación para las ciencias exactas; fui un obsesivo lector desde que era alumno de primaria. Más tarde, en el recorrido por la secundaria se fue acentuando mi elección por todo lo que tenía relación con la formación humanista. Ello me inclinó al Derecho. Si no hubiera estudiado jurisprudencia, seguramente habría buscado un doctorado en filosofía o en literatura.

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