Naturaleza Humana, Bioética Jurídica Y Dignidad En El COVID

Reflexiones – Marlon Chiriboga Aguirre

La naturaleza humana está destinada a luchar por la supervivencia, teniendo como derrotero la adversarialidad constante para lograr mantener sus objetivos de conservación; producto de aquello va desarrollando un pensamiento humanizado y deshumanizado para lograr sus objetivos que podrían encaminarlo a su propia destrucción. La dignidad humana como
axioma de los derechos fundamentales y el respeto a los principios básicos de la Bioética Jurídica, permiten mantener un control en esa adversarialidad por la supervivencia y pensamiento, razón por la cual su estudio y comprensión son de singular importancia en los tiempos del COVID.

LA NATURALEZA HUMANA

Para hablar de naturaleza humana en tiempos de COVID sería importante contestarnos ¿a qué responde la naturaleza humana? ¿qué la motiva a comportarse, como lo hace?; ¿cuál es la razón o la causa del axioma de su comportamiento
para consigo mismo, los demás y la naturaleza?; y considero que existen dos factores primordiales en la preservación de la especie humana y que son:

  1. La supervivencia, (la adversarialidad).
  2. Pensamiento (humanizado y deshumanizado).

Entiéndase por supervivencia a todos los factores exógenos y endógenos que el ser humano antes y después de nacer tiene que enfrentar, convivir, interactuar y sobrellevar para formar parte de su entorno natural, cultural y psicosocial, este enfrentamiento se da desde su concepción hasta el fallecimiento de la persona humana (proceso biológico del ser humano); lo cual, le brindará ciertas características específicas para actuar y pensar en el transcurrir de su existencia.

Ahora bien, en esa lucha por sobrevivir partiendo de aquellos factores que enunciamos, se encuentra la adversarialidad que proviene del adjetivo adversario el mismo que es sinónimo de (contrario, enemigo, rival, competidor, contrincante); es decir, el ser humano tiene ciertos factores para enfrentar y luchar por su existencia; por ejemplo: Podríamos decir que la existencia se inicia desde que los espermatozoides se enfrentan a la hora de generar la fecundación del óvulo, y por ende será el espermatozoide más rápido y fuerte el que logre la penetración externa del óvulo y así fecundar: por lo que, millones de espermatozoides quedarán rezagados. Esa lucha por sobrevivir y reproducirse del ser humano se verá reflejado en su comportamiento diario y se lo observará hasta el día final de su muerte.

El comportamiento de los seres humanos que se ha observado en tiempos de COVID nos lleva a preguntarnos ¿Qué tanto evolucionamos en el grado de humanidad, valores y respeto a la dignidad humana?, al tratar de entender ese comportamiento Jaime Durán Barba expresa que por naturaleza el ser humano es agresivo y que incluso en manada es incontrolable y extingue todo aquello que considera peligroso o que afecta a esa manada. Por su parte Harari en su obra de “Animales a Dioses”, casi en ese mismo concepto enfatiza: “La verdadera diferencia entre nosotros y los chimpancés es el pegamento mítico que une a un gran número de individuos, familias y grupos. Este pegamento nos ha convertido en los dueños de la creación” (Harari, 2015, pág. 52) a lo que muchos le llaman supervivencia o en el caso de Charles Darwin selección natural al punto que en su obra explica que:

“nadie debe sorprenderse de lo mucho que todavía queda por explicar sobre el origen de las especies, si nos hacemos el debido cargo de nuestra profunda ignorancia acerca de las relaciones mutuas de los habitantes del mundo en los tiempos presentes, y más aún durante las edades pasadas» (Charles, 2006, pág. 81)

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