Legaltech, una ventana a la actualidad

José Antonio Sánchez – NJ enero 

Introducción

A nivel mundial, el monto de dinero referente a la facturación por servicios de asesoría legal se ha mantenido invariable durante los últimos seis años. En el mismo lapso de tiempo, los márgenes de rentabilidad han bajado continuamente así como la productividad por abogado (con una reducción importante del nivel de renta per cápita de abogado). En el mismo sentido, los estudios jurídicos ( firmas tradicionales) ceden año tras año parte de su cuota de mercado a favor de proveedores alternativos de servicios legales (Instituto Legal Ejecutivo Thomson Reuters, Peer Monitor, 2018) (law companies). En varios foros, se lista a abogados y paralegales, entre las profesiones que desaparecerán del mercado en los siguientes treinta años (www.oxfordmartin. ox.ac.uk, 2018). No estamos de acuerdo con aquella afirmación, pero sí coincidimos en que el jurista necesitará nuevas habilidades para atender las necesidades de asesoría del futuro. No bastará con conocer la ley. El monopolio de la experticia legal nos fue arrebatado en los últimos quince años y la profesión como la conocemos tiene los días contados. Ante este emocionante escenario debería ser inevitable que los abogados nos preguntemos, ¿en qué estamos fallando?

La aproximación más amplia ante tal cuestionamiento debe ser enfocada desde: ¿cuál es nuestra capacidad de reacción/adaptación? El sector legal ha demorado en reaccionar y apenas ahora empieza a adaptarse a un mundo donde diariamente gana espacio la economía compartida y de la experiencia, y donde los conceptos de generación de rentabilidad giran alrededor de las necesidades del cliente. Cada día, alrededor del mundo, se presentan nuevas alternativas para enfrentar el cambio en el sector (¿crisis?). Varios profesionales de diferentes ramas van encontrando respuestas en los usuarios del servicio legal. Hecho que, en muchas ocasiones, resulta desconcertante para el abogado tradicional, quien se sabía propietario hegemónico y gestor indiscutido del conocimiento legal (de ahí que los valores de facturación por hora puedan aún llegar a cifras altas).

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